-”Pero la realidad se niega a tolerar a los soñadores románticos: parece complacerse en zarandearlos hasta que sus dientes rechinan. Y esto es el motivo que el rechazo que del mundo del romántico se convierta en un furioso resentimiento.
Sospecho que algunos de los románticos del siglo XIX se suicidaron a causa del resentimiento, de un deseo de «devolver a Dios su tiquet de entrada». Pero el rechazo de Lovecraft nunca fue tan sano como el de Nietzsche o Dostoievski.” –